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Viedma y ese no sé qué que enamora
Horacio Massaccesi vino de Villa Regina, gobernó y nunca se fue, Pablo Verani tuvo un paso de 12 años por la capital- primero como vice luego como gobernador- e instaló a buena parte de su familia y siempre la usó como refugio, Miguel Saiz un enamorado de sus playas en las cuales vacacionaba siendo gobernador. A Soria, un caso excepcional, su corta estadía no le permitió reconocer ese "no sé qué", pero muchos de sus funcionarios vinieron para no irse nunca más. El mas reciente gobernador, Alberto Weretilneck tuvo sus idas y vueltas con la ciudad, incluso llegó a no dar asueto en un aniversario al que cargó de institucionalidad dejando de lado la "calidez" que amerita ese tipo de celebraciones. Tiempo después se reconcilió, la transformó en un bastión de JSRN y fuera del gobierno se alquiló un duplex en un coqueto barrio para siempre volver. Carreras, con varios años en Laprida y Belgrano por delante, ya empieza a mandar un mensaje de admiración para la muchas veces bastardiada Viedma. Hace unos días le manifestó al intendente el "orgullo" que le generaba la capital y en su último acto público volvió a ratificar su admiración al afirmar que se trata de una localidad "hermosa" y cada vez más "linda".
Arabela, luego de gobernar, todos los caminos conducen a Viedma